jueves, 2 de octubre de 2008

Yo soy tu amigo fiel


Ciro tiene una mascota, Martha, un schnauzer miniatura. El ama profundamente a su perra, esta pendiente de ella, la extraña cuando salimos y se ha generado entre ellos un vinculo muy especial. En muchas oportunidades, una de sus terapeutas utiliza como refuerzo positivo la presencia de Martha en las sesiones, optimizando de esta manera la respuesta de Ciro hacia tareas que no son de su agrado (P.E.: “Cuando terminemos de escribir esta historia, jugamos con martha a tirarle su pelota”). Incluso antes de que llegue Martha a su vida, la terapeuta traía a su mascota (un salchicha llamado Teo) al termino de la sesión como premio por su buen comportamiento durante la sesion. __________________________________________________________________

Zooterapia en un hospital público

Los psicólogos Lic. Amelia Lorena y Lic. José Pose coordinan el programa de Zooterapia del Hospital “Pedro Elizalde” de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. ¿En qué consiste la Zooterapia? El Lic. José Pose nos aclara: “Nosotros tenemos diferencias con lo que habitualmente se denomina zooterapia; ésta consiste en utilizar un animal para un determinado tratamiento; si no está el animal, no se puede llevar a cabo. El nuestro es un programa de trabajo que aplica la zooterapia; el animal viene a optimizar lo que ya hacíamos; ellos acompañan lo que nosotros ya trabajamos con anterioridad con el paciente. Si no tenemos a los animales, podemos trabajar igual. Es una metodología denominada “psico-educativa con técnica de asistencia animal”. Los animales son utilizados como una herramienta o recurso más dentro del tratamiento de varias patologías. Estos interactúan con el paciente de diversas maneras según el trastorno, permitiendo, en un solo encuentro, realizar un correcto diagnóstico, lograr el aprendizaje y adaptación de estos niños con capacidades distintas, que antes demandaba hasta dos meses. Muchas veces todo el proceso que vive un chico dentro del programa es pasar de no relacionarse con el perro a relacionarse y cuando lo logró, terminó su paso por el programa y allí continuamos con otro tipo de tratamiento.” “El objetivo es romper con un esquema de conducta por medio del “trabajo” con los perros, en nuestro caso. Estos cuentan con un adiestramiento básico pero el entrenamiento para este fin lo logran gracias en parte a su “sociabilización”: cada uno de ellos convive con uno de los profesionales a cargo del programa” afirma la Lic. Lorena.

Kay vive con el Lic. Pose, y viaja habitualmente con él al hospital en subterráneo, con un permiso especial. De hecho, es tal la profesionalidad de la perra, la más “veterana” en esta tarea, que cuando los doctores observan a un niño, como se mueve, como actúa, ella se para junto a ellos a observarlo. “Entrenar eso no es posible” dice Pose.

El perro de por sí tiene patrones de conducta rígidos y fijos y debido a esto permite conocer a su vez los distintos patrones de conducta de los diferentes pacientes con los que trata, ya que se adapta increíblemente a estos, es decir, el animal refleja con su conducta la del niño que juega o interactúa con él. Por ejemplo, si el niño no quiere jugar con él y lo rechaza, el perro solo se echa a su lado a observarlo, como así también si la respuesta del niño es positiva, puede pasar todo el rato saltando a su alrededor jugando. “Una vez que el chico empieza a interactuar con el perro, se empiezan a dar cambios que no se habían dado antes”, afirma la Licenciada Amelia Lorena.

Los terapeutas filman las sesiones y posteriormente analizan la cinta buscando la clave para acceder a la problemática y a los futuros estímulos del paciente, gracias a que pueden observar cuadro por cuadro el comportamiento del niño. “Para este tipo de trabajo en este Programa, la condición no es que los pacientes dejen de hacer todo lo que hacen y vengan aquí porque nosotros tenemos la “Verdad”; tienen que tener un tratamiento psicológico o médico, tienen que estar en la escuela y tienen que haber hecho toda una estimulación previa porque sobre todo lo que estimularon, es sobre lo que trabajamos” afirma Pose. “Nosotros trabajamos en red, que es lograr que muchas de las cosas que el chico hace aquí espontáneamente, las repita en otro lado. Esa repetición de lo que hace acá en otro ámbito muestra que se logró una modificación profunda en él. Un caso concreto de esto es un niño que nosotros atendíamos aquí que, entre otras cosas, empezó a lanzarle una pelota a uno de nuestros perros. Un día los padres nos cuentan que estaban en la puerta de la casa entrando con el nene y a los vecinitos se les escapó una pelota y, algo que nunca había sucedido hasta el momento, el nene fue, tomó la pelota y se las dio, con lo cual, algo que hizo acá con un animal, lo pudo trasladar a una situación social con relación a otros”.

“Nosotros consideramos importante tanto el adiestramiento básico del perro como también su espontaneidad; un perro muy adiestrado en obediencia que responde a una sola persona no es lo indicado para este programa, sino que lo ideal es que si yo no estoy, responda a otro de nosotros. Lo que tiene que ver con el tema de la espontaneidad es que al trabajar con nosotros, tenga esa capacidad de poder hacer determinadas cosas que nosotros le pedimos o no. Necesitamos un perro que en un momento le digamos “espera” y espere y en otro momento, cuando no se lo pedimos, no espere. Por ejemplo, un chico autista se puede quedar media hora fascinado mirando un objeto, entonces, se puede tener al perro durante ese lapso esperando y observando al niño, pero para sacarlo de esa situación, de esa conducta estereotipada, no hay nada mejor que el perro vaya y le quite el objeto de golpe, porque automáticamente desapareció el objeto y el niño ve al perro” agrega el Lic. Pose. El trabajo con los pacientes tiene un máximo de dos años de tratamiento, terminado el cual, siguen bajo controles, especialmente cuando el niño llega a la adolescencia, donde generalmente se deben hacer algunos ajustes, y se lo sigue acompañando hasta la edad adulta (20 años).
“Este programa se lleva adelante gracias al apoyo de las autoridades del Hospital, las del área de Psiquiatría y del Gobierno de la Ciudad, quienes creyeron desde un principio en esto como un proyecto de investigación. Gracias a esta situación, pudimos realizarlo en el ámbito del Estado al no existir condicionamientos ni presiones que pueden darse en el ámbito privado. Contamos con la solidaridad de algunas empresas que en forma anónima y desinteresada, colaboran con sus productos para la alimentación de los animales y sus medicamentos o vacunas” dice Pose.

Para ponerse en contacto con el Área de Zooterapia del Hospital Pedro Elizalde puede dirigirse a:

Av. Montes de Oca 40, (1270) Capital Federal República Argentina o por vía telefónica al +(54-11) 307-5553 / 5842 / 7491 / 4788 o por Fax al +(54-11) 307-7400 Celular del área: +(54-11) 155-1077792 Fuente: Portaldog http://www.portaldog.com.ar/

2 comentarios:

Rossana Vanadía dijo...

Confío totalmente en la zooterapia. He conocido gente que lo hace con equinos. En casa tenemos dos perros y hasta los adultos cuando salimos queremos volver para verlos. Haces todo por tu hijo y vaya si él devuelve. Te leo desde hace un tiempo. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Un largo camino ,
comienza con el primer paso.
Los primeros pasos,los dieron los hijos¡


" el mañana es nuestro,
pero el presente es mio¡"
..dijo el Poeta para el TGD


a todos hijo-as y madres-padres.
abrazo de amor.
mimi

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