viernes, 30 de abril de 2010

Escuelas integradoras: Cuando el otro importa.


Cada vez, los equipos terapéuticos recomiendan más la integración en escuelas comunes a los chicos con Necesidades Educativas Especiales, pero las escuelas integradoras no alcanzan para la gran demanda


“El jardín en donde Franco hizo sala de 3 no quería aceptar la integración. Nos pedían una maestra integradora derivada de una escuela especial que podía ir sólo una vez por semana. Pero Franco la precisaba todos los días. Ninguna escuela de Provincia lo quería tomar. Nadie sabía de lo que estábamos hablando. Fue un recorrido larguísimo, ya ni me acuerdo a los colegios que fui”. El relato de Marcela, mamá de Franco de 8 años diagnosticado con TGD (Trastorno Generalizado del Desarrollo), no es el único. Encontrar una escuela que acepte un chico con NEE (Necesidades Educativas Especiales) en la Provincia de Buenos Aires no es fácil y por eso muchas familias prueban suerte en Capital Federal. Pero los resultados no son alentadores. A pesar de que por ley todas las instituciones educativas de la Ciudad deberían ser integradoras, pocas tienen el proyecto de inclusión y no alcanzan para la gran demanda.
“En Provincia es mas complicado que en Capital encontrar escuela integradora para los chicos. Por eso nosotros recibimos gran cantidad de familias que vienen hasta acá para buscar una vacante. Pero las escuelas son pocas. En la zona oeste de la ciudad hay tres”, cuenta Roxana Fiasqui, directora del Instituto Megly de Mataderos, que desde el 2002 comenzó un proyecto de escuela inclusiva y hoy cuenta con 6 chicos integrados en jardín y primaria.
“La Ley Nacional de Educación dice que los niños tienen derecho a educarse en la escuela común donde viven salvo que alguna discapacidad grave se lo impida. Hoy en día los equipos terapéuticos recomiendan mucho la integración y algunas escuelas sólo inscriben un chico por grado y otras uno por ciclo. Hay muchos menos lugares que nenes para integrar”, analiza Graciela Ricci, presidenta de ADEEI (Asociación para el Desarrollo de la Educación Especial y la Integración), una ONG que desde 1998 se dedica a la integración en todos los niveles del Sistema Educativo. “Hay algunas que tienen 25 o 30 alumnos en integración, pero son las menos. La mayoría de las escuelas ofrece sólo un espacio físico, no se compromete con la integración”, agrega Ricci.
El segundo problema que enfrenta la familia una vez que logra conseguir una vacante, es sortear los miedos y la falta de voluntad de algunos maestros y directivos de las escuelas. “El miedo es porque piensan que puede pasar algo con los chicos integrados. Pero la docencia se basa en desprenderse de ese miedo y obtener algo positivo. El logro que vemos año a año es el beneficio que hay que tener en cuenta”, reflexiona la directora Fiasqui. Por su parte, Ricci sostiene que los docentes no pueden negarse a tener una integradora en el aula ni a aceptar un chico con NEE. Y asegura que no hay excusas: “Se han dado muchos cursos. Y no desde ahora, sino desde hace 10 años. El maestro se olvida que es un profesional que tiene que actualizarse. Y hay lugares gratuitos donde lo único que tienen que hacer es anotarse”.
Tanto Ricci como Fiasqui reconocen que algunos docentes no simpatizan con presencia de un profesional dentro del aula porque temen que los controle o les quite autoridad. Por otra parte, los alumnos con NEE tienen necesidades educativas que no pueden resolverse por los medios y con recursos metodológicos que utiliza la educación común. Esto implica tarea extra como adelantar los programas y las pruebas a la integradora para que las adapte y participar de reuniones con los equipos terapéuticos por lo menos al comienzo y al final de cada ciclo electivo. Esta puede ser una exigencia adicional para la que no están dispuestas. Lo cierto es que en muchas ocasiones, la integradora se transforma en una aliada de la maestra, proveyendo material y fortaleciendo la relación del docente con el chico integrado e incluso colaborando con algún otro alumno que precise ayuda dentro del aula.
Los padres del grupo también suelen ignorar que hace ese adulto, que no pertenece a la institución, dentro del aula. La directora del Instituto Megly cuenta una anécdota: “Con uno de los primeros chicos hicimos una reunión antes de comenzar las clases con el equipo terapéutico del alumno, su familia y los otros padres del grado. Mediante un juego demostramos las necesidades particulares de cada uno, presentamos a la sicóloga del equipo y a la maestra integradora. Dio un resultado increíble”. Romper el miedo a lo desconocido e informar parece ser la solución para que los padres no se generen fantasmas entorno a la figura del adulto acompañante.
Los especialistas coinciden en que la integración forma la mirada solidaria que los chicos de hoy tendrán en el futuro, porque viven las necesidades del amigo discapacitado y lo comprenden. Se transformarán en personas con más capacidad de entendimiento. La información y la difusión son ejes fundamentales para la aceptación. El discapacitado está buscando su espacio en la comunidad y ser reconocido. Esto se debe a una nueva valoración desde lo social.
Para la presidenta de ADEEI, la clave está en trabajar los valores morales y éticos como la solidaridad, el respeto, la igualdad, la alegría, el coraje, la honorabilidad, el concepto de alteridad. En su análisis, idea una sociedad mucho más justa en el momento en que se pueda considerar la existencia del “otro” y que ese “otro” también concierne desde lo humano a cada integrante de la comunidad.

Por Lorena Morena

2 comentarios:

Alicia dijo...

Hola! mi nombre es Alicia y tengo una hija, Romina con inmadurez emocional.Pasamos por muchos problemas con respecto a las escuelas desde no querer aceptar una maestra integradora y pedirme que por favor sacara a mi hija de la escuela porque ellos no me podian ayudar, hasta las caras raras de los profesores cuando yo les pedia con informe psicopedagogico en la mano que evaluaran a Romi de forma diferente poque no podia seguir el ritmo de sus compañeros.cansada la retire de 1º año de secundaria porque no llegue a ningun acuerdo nadie quiere hacerse cargo. yo vivo en Villa Ballester y me dijeron para sacarle el cert. de discapacidad que necesito una historia clinica la cual no tengo porque siempre fui de un lado a otro porque no tenia obra social.ahora tengo hace dos años pero como puedo hacer para sacar este certificado que me ayudaria mucho para que ella pueda estudiar en algun lado, tiene 17 años y hace 2 años que esta en casa sin hacer nada. estoy ahora haciendole un informe psicopedagogico actual. agradeceria tu respuesta porque estoy verdaderamente perdida con esto y Romi quiere y me pide hacer algo.te dejo un abrazo cordial,Alicia

Anónimo dijo...

Las escuelas "comunes" deben aceptar a los niños con NECESIDADES EDUCATIVAS DERIVADAS DE LA DISCAPACIDAD. Sólo cuando dicha escuela no puede dar respuestas a las necesidades del niño/jóven son derivados a las escuelas especiales (con previo análisis de situación).
En la Resolución N° 4635/11 está estipulado esto que mencioné. Además de referirse exclusivamente a la integración.

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